domingo, 11 de octubre de 2009

Alfred Adler

Alfred Adler postula una única “pulsión” o fuerza motivacional detrás de todos nuestros comportamientos y experiencias. Con el tiempo, a este instinto se le llamo afán de perfeccionismo. Constituye ese deseo de desarrollar al máximo nuestros potenciales con el fin de llegar cada vez más a nuestro ideal.

Sin embargo, el afán de perfección no fue la primera frase que utilizó Adler para designar a esta fuerza motivacional. Su frase original fue la pulsión agresiva, la cual surge cuando se frustra la satisfacción de nuestras necesidades. Fue precisamente esta idea de la pulsión agresiva la que motivó los primeros roces con Freud, pues este último no deseaba que su pulsión sexual pasara a un 2º plano. Sin embargo, él mismo habló de algo muy parecido mucho más tarde: la pulsión de muerte.

Otro término utilizado por Adler para referirse a esta motivación básica fue la de compensación o afán de superación. Dado que todos tenemos problemas, inferioridades de una u otra forma, conflictos, etc.
Adler creía que podemos lograr nuestras personalidades en tanto podamos (o no) compensar o superar estos problemas..

Una de las frases más tempranas de Adler fue la protesta masculina. Él observaba un fenómeno común en la época: los chicos estaban situados en una posición más ventajosa que las chicas. Los chicos deseaban, a veces de forma desesperada, que fuesen considerados como fuertes, agresivos o en control (masculinos) y no débiles, pasivos o dependientes (femeninos).

Sin embargo, Adler no creía que la asertividad masculina y su éxito en el mundo fuesen debido a una cierta superioridad innata, sino que esta se debía a una educación social que daba las pautas a mejores oportunidades. No obstante, tanto los niños como las niñas vienen al mundo con la misma capacidad de protesta.

La última frase que usó antes de plantear su afán de perfeccionismo, fue afán de superioridad. Aunque el afán de superioridad se refiere al deseo de ser mejor, incluye también la idea de que queremos ser mejores que otros, más que mejores en nosotros mismos.


~ Estilo de vida ~
Adler estaba de acuerdo con la postura que citaba que para entender a las personas, debemos hacerlo más como conjuntos unificados en vez de hacerlo considerándolas como una colección de trozos y piezas, y que debemos hacerlo en el contexto de su ambiente, tanto físico como social. Esta postura es llamada holismo. Para entender lo antes dicho, Adler decidió designar este acercamiento psicológico como psicología individual.
Otro punto que cabe recalcar es que Adler, en lugar de hablar de la personalidad de un sujeto en el sentido de rasgos internos, estructuras, dinámicas, conflictos y demás, prefería hablar en términos de estilo vital (hoy estilo de vida). Esto significa cómo manejas tus problemas y las relaciones interpersonales.

En palabras de Adler:
El estilo de vida de un árbol es la individualidad de un árbol expresándose y moldeándose en un ambiente. Reconocemos un estilo cuando lo vemos contrapuesto a un fondo diferente del que esperábamos, por lo que somos conscientes entonces de que cada árbol tiene un patrón de vida y no es solo una mera reacción mecánica al ambiente”.

~ Teleología ~
A diferencia de Freud, Adler considera la motivación como una cuestión de inclinación y movimiento hacia el futuro, en vez de ser impulsado, mecánicamente, por el pasado. Somos impulsados hacia nuestras metas, nuestros propósitos, nuestros ideales. A esto se le llama teleología.
Otra gran influencia dentro de la teoría de Adler fue Vaihinger, quien creía que la verdad última estaría siempre más allá de nosotros, pero que para fines prácticos, necesitábamos crear verdades parciales. A estas se les denominaban ficciones.
Ambos postulaban que vivimos con la creencia de que el mundo estará aquí mañana, como si conociéramos en su totalidad lo que es malo y bueno; como si todo lo que vemos fuera realmente así, y así sucesivamente; a esto el le llamó finalismo ficticio.
Ejemplo de ello es el siguiente: muchas personas se comportan como si hubiera un cielo o un infierno en su futuro personal. Adler añadió que en el centro de cada uno de nuestros estilos de vida, descansa alguna de estas ficciones, sobre aquella relacionada con quiénes somos y a dónde vamos.


~ Interés social ~
El segundo concepto en importancia sólo para el afán de perfección es la idea de interés social o sentimiento social. Adler creía que la preocupación social no era una cuestión simplemente adquirida o aprendida: era una combinación de ambas; es decir, está basada en un disposición innata, pero debe ser amamantada para que sobreviva.
Sin embargo, Adler, al referirse a interés, preocupación o sentimiento social no estaba referido a comportamientos sociales particulares, sino a un sentido mucho más amplio de cuidado por el otro, por la familia, por la comunidad, por la sociedad, por la humanidad, incluso por la misma vida. La preocupación social es una cuestión de ser útil a los demás.

Por otro lado, para Adler la verdadera definición de enfermedad mental radica en la falta de cuidado social. Todas las fallas (incluyendo la neurosis, psicosis, criminalidad, alcoholismo, problemas infantiles, suicidio, perversiones y prostitución) se dan por una falta de interés social: su meta de éxito está dirigida a la superioridad personal, y sus triunfos sólo tienen significado para ellos mismos.

~ Inferioridad ~
Adler decia, respecto a lo antes mencionado de las fallas, que la no perfeccion o no autorealizacion es una cuestión de estar sobresaturados por nuestra inferioridad. Si nos estamos manejando bien, nos podemos permitir pensar en los demás. Pero si la vida nos está quitando lo mejor de nosotros, entonces nuestra atención se vuelve cada vez más focalizada hacia nosotros mismos.
En este sentido, Adler empieza su trabajo teórico hablando de la inferioridad de órgano, lo cual no es más que el hecho de que cada uno de nosotros tiene partes débiles y fuertes con respecto a la anatomía o la fisiología.
Adler señaló que muchas personas responden a estas inferioridades orgánicas con una compensación. De alguna manera se sobreponen a sus deficiencias: el órgano inferior puede fortalecerse e incluso volverse más fuerte que los otros; u otros órganos pueden súper desarrollarse para asumir la función de este.

No obstante, por desgracia, existen también personas que no pueden lidiar con sus dificultades, y viven vidas de displacer crónico. Gracias a esto, Adler se percato de otro tipo de inferioridad: la psicológica. Las inferioridades psicológicas representan aquellas que, sin ser necesariamente físicas o de “deformidad/imperfección” nos inclinamos a creer que lo son. Una vez más, algunos compensamos nuestra inferioridad siendo mejores en el particular.

Es así como surge otro tipo de inferioridad: La inferioridad natural de los niños. Esta se refiere a que los niños poseen el deseo de crecer, de ser mayores, el cual comparten los infantes en general. Esto, lo único que demuestra es su insatisfacción de ser imperfectos, siendo esto pues una compensación.

Si nos sentimos abrumados por las fuerzas de la inferioridad, ya sean fijadas en nuestro cuerpo, o a través de la sensación de estar en minusvalía con respecto a otros o simplemente presentamos problemas en el crecimiento, desarrollaremos un complejo de inferioridad.
En el sentido que la inferioridad altera el modo de vida, el complejo de inferioridad no es solamente un pequeño problema; es una neurosis, significando con esto que es un problema considerable.
Aparte de la compensación y el complejo de inferioridad, otras personas responden a la inferioridad de otra manera: con un complejo de superioridad. Este complejo busca esconder tu inferioridad a través de pretender ser superior. Si creemos que somos débiles, una forma de sentirnos fuertes es haciendo que todos los demás se sientan aún más débiles

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Bibliografia: http://www.psicologia-online.com/

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